lunes, 21 de febrero de 2011

MALBA Duelo de Titanes: John Ford vs Howard Hawks

MALBA CINE PRESENTA:

DUELO DE TITANES:
JOHN FORD VS. HOWARD HAWKS


MALBA CINE presenta durante todo febrero un ciclo dedicado a dos de los cineastas más importantes de la historia: John Ford y Howard Hawks en un duelo de titanes

Durante el ciclo se presentarán clásicos como Ayuno de Amor, Río Grande y Ecos de tambores en copias en fílmico nuevas y restauradas.

MALBA – Fundación Costantini
Av. Figueroa Alcorta 3415
Malba cine: Entrada General: $17.-  Estudiantes y jubilados: $8.-



Sobre Duelo de Tiantes: John Ford vs. Howard Hawks.

Ford y Hawks, sinónimo del mejor cine norteamericano. No sólo compartieron una generación en el mundo del cine sino que además fueron amigos y solían visitarse en sus rodajes. Entre los títulos favoritos de uno figuraban varias películas del otro.
Ambos directores iniciaron sus respectivas carreras en el cine mudo y tuvieron una relación de amor-odio con los grandes estudios: aunque trabajaron para ellos, toda vez que les fue posible buscaron la independencia económica y creativa, conscientes de que el cine que más querían no podía hacerse de otra manera.
Ford comenzó a dirigir en 1917, al poco tiempo de empezar a trabajar en cine. Hawks fue primero ingeniero mecánico y luego se hizo un nombre como productor. Ford fue un poeta y Hawks un pragmático. Cuando Ford quiso ser independiente necesitó asociarse con hombres de negocios, como Merian C. Cooper, mientras que Hawks no tuvo inconvenientes en ser su propio productor. Hawks hizo un estilo de la comedia dicha a gran velocidad, mientras que Ford prefería ahorrarse las palabras. En los westerns de Ford es frecuente la celebración de la civilización joven y, al mismo tiempo, una profunda nostalgia por la desaparición de lo salvaje. En el cine de Hawks importa sobre todo el individuo y no hay tiempo para lamentarse por lo que está perdido.




Con los años, Hawks participó de la creación de su propio mito, colaborando con periodistas e historiadores, mientras que Ford no cedió jamás a la tentación de explicar su obra en las entrevistas. A Hawks le importaba el presente. A Ford, la leyenda.

MALBA Cine propone durante febrero enfrentar sus producciones para ahondar en su relación, dejar al descubierto sus similitudes y diferencias. ¿Habrá algún vencedor? ¿Se impondrá el Wayne de Más Corazón que odio de Ford sobre el Wayne de Río Rojo de Hawks? ¿Triunfará la sensualidad de Hawks sobre la pudorosa visión del amor de Ford?



Grilla de programación

JUEVES 17
14:00  El Dorado, de Howard Hawks
16:10  Río Grande, de John Ford
19:00  Río rojo, de Howard Hawks
21:30  Hombres de mar, de John Ford

VIERNES 18
19:00  El novato del año, de John Ford*

DOMINGO 20
14:00  Ayuno de amor, de Howard Hawks
16:00  Qué verde era mi valle, de John Ford

JUEVES 24
19:00  Sangre de héroes, de John Ford

VIERNES 25
19:00  El novato del año, de John Ford*

SÁBADO 26
18:00  Hacerme feriante, de Julián D’Angiolillo

DOMINGO 27
14:00  Río Lobo, de Howard Hawks
16:00  La patrulla invencible, de John Ford



Sobre la selección de películas presentadas

Howard Hawks

Ayuno de amor (His Girl Friday, EUA-1940) de Howard Hawks, c/Cary Grant, Rosalind Russell, Ralph Bellamy, Gene Lockhart, Helen Mack, Ernest Truex, Roscoe Karns. 92’.
El punto de partida era una exitosa obra teatral (Primera plana) que ya había tenido una versión cinematográfica y tuvo otras después. Pero Hawks se apropió de ella para siempre cambiando el sexo de uno de sus protagonistas, elaborando de manera lateral


todas las posibilidades amorosas subsecuentes e imprimiendo un ritmo absolutamente frenético a diálogos y situaciones, hasta el extremo de que sigue siendo un film muy difícil de traducir con exactitud. Se verá en copia nueva, adquirida por la Filmoteca Buenos Aires.



Río rojo (Red River, EUA-1948) de Howard Hawks, c/John Wayne, Montgomery Clift, Walter Brennan, Joanne Dru, John Ireland, Paul Fix. 133’. Doblada al castellano.
Un sintético prólogo establece cómo Wayne, Brennan y Clift se instalan en Texas y fundan un imperio ganadero. Varios años después, durante un gigantesco arreo de ganado desde Texas a Missouri, Clift y Brennan se ven obligados a rebelarse contra Wayne, quien jura venganza. Nadie puede dudar que el western es un género masculino por excelencia, ni que Hawks ha sido una de los realizadores norteamericanos que mejor retrató las amistades viriles (es célebre la curiosa escena en la que Montgomery Clift y John Ireland comparan sus respectivas pistolas). Pero suele pasarse por alto el hecho de que hay dos mujeres importantes en el film, una que importa por su ausencia y otra que con su presencia define el resultado de la confrontación final. 



El Dorado (Ídem., EUA-1967) de Howard Hawks, c/John Wayne, Robert Mitchum, James Caan, Charlotte Holt, Michele Carey, Arthur Hunnicutt, Christopher George. 127’.
Con ligeras variantes, se trata de una remake de Rio Bravo. Una vez más Wayne debe cuidar a un amigo borracho y resistir en la cárcel el asedio de los villanos. A esa situación se le suma una herida que le produce parálisis, la avanzada edad y la culpa por una muerte absurda. Si bien todos los elementos del western clásico están en su sitio, el tono con el que Hawks pone en escena la relación entre Wayne, Mitchum y James Caan, permite pensar al film también como una comedia. La copia que se exhibe ha conocido épocas mejores, pero es la única posibilidad de verla en fílmico en Argentina.


John Ford



Hombres de mar (Long Voyage Home, EUA-1940) de John Ford, c/John Wayne, Thomas Mitchell, Ian Hunter, Ward Bond, Barry Fitzgerald. 105’.
Homero Alsina Thevenet: “Por un lado es un  romance del mar, del heroísmo, de la naturaleza, de la oposición que los tripulantes encuentran en la tormenta o en el avión enemigo o en los comerciantes de tierra. Pero además de esa ficción, reiterada en todo el género, Hombres de mar es un cuadro real de marineros en su ambiente, de su soledad y su despierto erotismo, de sus diversas ansias por liberarse y volver a tierra, de la reserva de secreto y de drama oculto que ha llevado a cada uno hacia el barco y lo ha fijado a él, de la crisis de valor y de conciencia con que todos ellos deben luchar en un barco acechado por la guerra. La grandeza no parece estar ya en el film mismo, sino en la melancolía y en la reflexión a las que sutilmente lleva a su público, como muy pocos films lo logran. Quizás no pueda escribirse una historia del cine que omita conscientemente a este film, como no podría escribírsela sin el nombre de John Ford”.

¡Qué verde era mi valle! (How Green Was My Valley, EUA-1941) de John Ford, c/Walter Pidgeon, Maureen O’Hara, Anna Lee, Donald Crisp, Roddy McDowall, John Loder, Sara Allgood. 118’.
La evocación es la sostenida manera del film, y la desintegración de una familia es su tema.¡Qué verde era mi valle! apunta directamente a la memoria de su espectador, lo empuja a un impensado paralelo entre su propio pasado y el que el film le proporciona, apela al recuerdo de un tiempo que hoy se siente como mejor. Pero si algo da la medida del arte de John Ford es que esa evocación prescinda de todo embellecimiento, particularmente del verbal, y que el pasado surja en la imagen y en la anécdota. Como en buena parte de su obra, le alcanza un pequeño grupo de personajes, casi aislado del mundo exterior, sujeto a sus propias reglas y a sus conflictos internos. La patrulla perdida, la tripulación de un buque, los pasajeros de una diligencia, una familia de Gales son bastante asunto para Ford, y nadie como él ha pintado tan vívidamente los problemas que allí surgen: la presión externa que une a ese grupo, los conflictos de amor y desconfianza que lo separan, los problemas de autoridad y rebelión. (...)
Entre 1938 y 1941, en tres años que fueron su apogeo, John Ford realizó sin interrupción La diligencia, El joven Lincoln, Al redoblar de tambores, Viñas de ira, Hombres de mar, El camino del tabaco y ¡Qué verde era mi valle!. Ese conjunto, por sí solo y en tiempo tan breve, sería ya un milagro. Junto a su obra anterior y posterior, y por encima de las tareas rutinarias que le han permitido mantenerse en el cine comercial, el conjunto ilustra a un realizador verdaderamente formidable, a un maestro del cine americano. ¡Qué verde era mi valle! sigue siendo una parte de esa lección, un ejemplo de cine dramático y de poesía. Texto de Alsina Thevenet:


Rio Grande (Ídem., EUA-1950) de John Ford, c/John Wayne, Maureen O’Hara, Ben Johnson, Harry Carey, Jr., Victor McLaglen, Chill Wills. 105’.
Dice la leyenda que Ford sólo hizo Rio Grande para que el productor Herbert Yates le permitiera realizar El hombre quieto. Aunque así fuera, el film está muy lejos de parecer un compromiso comercial. En medio del enfrentamiento constante con los apaches, el comandante Kirby Yorke (Wayne) debe lidiar además con su hijo, que quiere ser soldado, y con su mujer, que quiere impedirlo. Junto con Sangre de héroes (Fort Apache, 1948) y La legión invencible (She Wore a Yellow Ribbon, 1949), Río Grande completa una legendaria trilogía de westerns dedicados a la caballería. Hace décadas que este film no se ve en fílmico en Argentina. Se exhibirá en una copia nueva, adquirida por la Filmoteca Buenos Aires.


Bonus track: El novato del año (Rookie of the Year, EUA-1955) c/John Wayne, Vera Miles, Pat Wayne, Ward Bond, James Gleason. 25’ aprox.
Mientras estaba rodando Más corazón que odio, Ford tomó parte de su elenco y dirigió esta breve historia sobre baseball para la serie de unitarios Screen Directors Playhouse. Además de constituir un rarísimo ejemplo de su breve obra televisiva (que realizó con el mismo rigor que cualquiera de sus films), este corto es de particular importancia porque anticipa la cuestión central de su obra maestra El hombre que mató a Liberty Valance: cuando la leyenda se vuelve realidad, hay que imprimir la leyenda.

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