PROGRAMACIÓN CINE COSMOS-UBA (Av. Corrientes 2046)
DEL JUEVES 18 AL DOMINGO 21 DE OCTUBRE
19:00 h MONTENEGRO, de J. Gaggero
Juan de Dios Manuel Montenegro, el protagonista de Montenego no cree en la amistad y vive solo en una isla con sus perros como única compañía. Pero es a través de la relación que mantiene con César, su vecino que cría cerdos, que se podrá descubrir qué motivaciones llevaron a Montenegro a elegir esa vida de aislamiento.
El director eligió retratar a este hombre ermitaño, que vive bajo sus propias reglas y que no está interesado en agradar a los demás y que puede recordar a “un hombre originario” en medio de la naturaleza barroca del delta del río Uruguay.
20:00 h LA ARAÑA VAMPIRO, de G. Medina
Un joven con su padre. Un viaje a un lugar aislado para buscar tranquilidad porque el joven tiene ataques de pánico. Una cabaña y un aislamiento (y un actor, Alejandro Awada) que remiten a El aura de Fabián Bielinsky. También la falta de adaptación del joven urbano al lugar “salvaje”. Para peor, y para detonar el viaje dentro del viaje, aparece una araña grande y amenazante. El título del film adelanta que esta araña no es cualquier araña. Y el film de Medina, como ocurría con Los paranoicos, no es cualquier film en el contexto del cine argentino. Medina es un narrador convencido y consumado. Y coherente. Cambia de espacio, pero su héroe permanece. Es, al menos hasta este segundo film, uno clásico, de esos que deben probar su valía, sobreponerse a circunstancias que los superan. Así, el joven de los ataques de pánico deberá luchar contra los efectos de la araña, en un viaje por la montaña con un baqueano en el que tendrá que confiar porque no le queda otra alternativa. Viaje, buddy movie, ciencia ficción, coming of age,aventura. A Medina le gustan los géneros. Bienvenido, otra vez, ese gusto.
22:00 h TOPOS, de E. Romero
No es habitual que los directores argentinos incursionen en el género fantástico. Topos, película de Emiliano Romero premiada en un par de festivales internacionales (San Pablo, Nueva York), aparece como un film por destacar en el marco de una tradición hasta hoy modesta y ciertamente titubeante. La película de Emiliano Romero prueba que es posible animarse a adentrarse en ese terreno poco explorado sin necesidad de contar con un presupuesto exorbitante y, más interesante aún, le otorga a la actuación un rol preponderante sin descuidar el trabajo de puesta en escena. Es común que la puesta y los efectos especiales tengan en películas de este tipo un papel excluyente y que se condene a los actores a funcionar como meros instrumentos que giran en torno a esas ideas, que sean simplemente funcionales. Alejandro Lingenti – La Nación
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